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Reflexión: EL ROL DEL METODISTA EN EL CONTEXTO ACTUAL

Por Pbro. Tomás A. Stevens Noel

“SI VIVIMOS, PARA EL SEÑOR VIVIMOS; Y SI MORIMOS, PARA EL SEÑOR MORIMOS. DE MANERA QUE, TANTO EN LA VIDA COMO EN LA MUERTE, DEL SEÑOR SOMOS”. (Romanos 14.8)

INTRODUCCION:

Considerando que:

  1. La pandemia provocada por la enfermedad del Corona Virus, (COVID-19) enfrenta a la humanidad con su natural e inevitable fragilidad. Los pocos países que han testeado a toda su población controlan, con recursos tecnológicos como PDF en los teléfonos personales, a cada uno de los portadores activos del virus. Los demás países, (que han testeado cerca del 1% de la población), vivimos la incertidumbre de no saber cómo y por cuanto tiempo estaremos sumergidos en cuarentena.
  2. La sociedad contemporánea nos ha educado para la autoestima, la autoconfianza y la autosatisfacción. No es tarea fácil promover y profundizar la fe en el Dios Padre, dador de Vida, en este contexto individualista, en el cual la codicia y el afán de lucro han cultivado una creciente corrupción global que mezcla una emergencia de salud con un problema ético que se manifiesta en la ausencia de moral en los asuntos públicos y la consecuente desconfianza y protesta social.

Les invito a meditar:

En las palabras del Apóstol Pablo, (Romanos 14:7-9), que nos ofrecen  el camino de la solidaridad fraternal, como miembros de una familia humana universal regenerada, para así llegar a ser Hijos/as amantes del Señor de la Vida y conscientes de nuestra fragilidad como peregrinos en esta Tierra.

Damos gracias a Dios por hacer este Estudio Bíblico en Línea para la hermandad Metodista del Distrito Concepción comprometida con la misión de renovar la vida espiritual de las personas y promover todo cambio social en favor de la dignidad de la persona humana. Oramos para que todos/as quienes tengan acceso a este Estudio reciban de Dios aquella paz, certeza y gozo que Su Palabra trae a la mente y corazón de sus hijos/as sencillos/as y humildes.

Con tal propósito les invito a seguir los siguientes pasos:

  1. ¿Qué significa “ser del Señor”? En Gálatas 2.20, el Apóstol dice: “Con Cristo estoy juntamente crucificado y vivo no ya yo más vive Cristo en mí y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se dio a sí mismo por mí”.
  1. La Unidad en Cristo desde la diversidad humana: En I Corintios 12.27 leemos “Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo”.
  1. Dios en Nosotros: La experiencia de vivir en el Espíritu del Señor resucitado. (Romanos 8:5-6, 11, 15, 18-21)
  2. Somos testigos y testimonio de la Gracia Universal de Dios: Presentad vuestros cuerpos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. (Romanos 12.1-2)
  1. La Iglesia con Base en los hogares: Comunidades de fe entusiasta y contagiosa. (Filipenses 2:17-18, 25-2)

¿QUÉ SIGNIFICA SER DEL SEÑOR?

El Apóstol Pablo enfrenta, en estas palabras, la confusión que padecen muchos cristianos: si las personas alcanzan salvación por medio de sus obras justas, según la ley judía; o, si las personas reciben su salvación por su fe en la gracia de Dios revelada en Jesucristo. Pablo afirma que esos dos medios se excluyen y es necesario elegir entre la ley de la tradición, (las buenas obras rituales), y la gracia regeneradora, (un nuevo nacimiento en el poder del Espíritu). La experiencia profunda personal de Pablo es que Jesucristo murió por la ley judía para vivir para Dios. Por eso dice que él mismo había sido crucificado con Cristo y la nueva vida que le anima no era otra cosa que el poder de Cristo.

El reformador Martín Lutero experimentó lo mismo que Pablo. Lutero fue un ejemplo de disciplina y penitencia buscando ganar méritos para su salvación eterna. Pero descubrió que la vida en comunión con Dios no podía obtenerse por esos medios. Solo podía lograrse arrojándose uno mismo al amor y la misericordia del Padre revelados en Jesucristo.

William Barclay comenta sobre este proceso: “Cuando el hombre abandona su lucha que el orgullo del yo piensa que puede ganar, pero que siempre pierde, se entrega al amor perdonador de Dios, la noche oscura de frustración del deber legal se torna en amanecer de gracia, una vida de buena voluntad en el favor del Señor”.

LA UNIDAD EN CRISTO DESDE LA DIVERSIDAD HUMANA

En esta carta a los Corintios el Apóstol Pablo enseña que la diversidad no destruye la unidad, sino que es la condición indispensable de ella. Pablo reconoce la admirable sabiduría que ha presidido la natural distribución de dones y vocaciones en la familia humana. La esencia del Evangelio es no olvidar que el Espíritu de Cristo es la cabeza de esta familia y su unidad. El tierno cuidado de cada miembro por los demás hace del amor (ver capítulo 13 de la epístola) el santificador de todos los dones. El humilde sometimiento del conjunto de miembros a este principio construye el bien de todo el cuerpo.

Juan Wesley lidió desde los inicios del metodismo con el problema de las divisiones. Hubo entonces metodistas que trataron de retener bastante del culto anglicano. Otros se contentaron con las prácticas de las sociedades metodistas. La ambigüedad inicial del movimiento llevó a la diversidad de prácticas que vemos hoy entre las diversas tradiciones wesleyanas. Un elemento importante del problema fue el tema del “entusiasmo” cuya naturaleza Wesley consideró como un desorden mental (ver Sermón 37), una demencia religiosa. Una falsa suposición de que se está bajo la influencia o inspiración de Dios. Fanáticos de la religión, fanáticos de ciertas ideas y formas, los que imaginan haber recibido determinados dones de Dios, los que profetizan o anticipan lo que ha de suceder, los que pretenden que Dios les da directivas específicas en asuntos importantes o triviales de la vida, aquellos que piensan que Dios habla directamente a través de ellos llevaron a Wesley a decir: “Dios nos ha dado nuestra propia razón para guiarnos, si bien nunca excluye la ayuda secreta que nos brinda su Espíritu”. Al mismo tiempo, sin embargo, se le acusó repetidamente de entusiasmo. En el Metodismo había un nuevo despertar de fe y de obediencia de los creyentes y también un nuevo derramamiento de los dones extraordinarios. Wesley concluye que mientras el entusiasmo produce orgullo y desavenencias, la verdadera presencia del Espíritu produce una actitud de humildad y de amor. Esta acción del Espíritu tiene una dimensión escatológica pues nos da cierta porción de, y nos prepara para, la vida en Dios. Entonces el Espíritu Santo nos será dado plenamente, y la carne ya no le ofrecerá resistencia, sino que ella misma se transformará vestida de incorrupción.

DIOS EN NOSOTROS: LA EXPERIENCIA DE VIVIR EN EL ESPÍRITU DEL SEÑOR RESUCITADO

El Apóstol Pablo, (Romanos 8.5-13), invita a los seguidores de Jesucristo a poner su mente en las cosas espirituales. La experiencia inmediata de esto es, a) que la vida deja de ser solamente producto de cuidados materiales, (la carne), para proyectarse en un nacimiento y crecimiento espiritual, (relación de dependencia en el Padre); y, b) una sensación de paz provocada por un nuevo sentido y destino en la vida cotidiana… todo encaja en su lugar camino a un más allá de horizontes abiertos. Es una experiencia inmediata con destino último. Ahora conocemos en parte su naturaleza y posibilidades. Esperamos y caminamos hacia aquella armonía plena en que lo material es impulsado hacia resultados inmateriales. Está en el corazón del Evangelio que Dios utiliza lo concreto de nuestra humanidad como medio para la revelación de su amor. Las áreas del comercio, la ciencia y la industria; la política y el gobierno son los espacios transitorios donde se puede y se debe vivir en el Espíritu.

John Vincent, (en Hacia una Nueva Cristiandad para una Nueva Era, pg. 64), dice “Me convierto en un Cristiano cuando hago algo que pertenece al accionar de Cristo”. La experiencia del encuentro personal con Cristo no viene de una mirada privada hacia el interior de mi alma sino cuando me doy cuenta que Él camina junto a mí cuando yo participo en su obra aquí en su mundo ahora.

SOMOS TESTIGOS Y TESTIMONIO DE LA GRACIA UNIVERSAL DE DIOS: EL CULTO VERDADERO

En el capítulo 12 de Romanos, el Apóstol Pablo retoma su argumentación del capítulo 8 para hacer una apelación a los cristianos de Roma. Así como Pablo se esfuerza por ser coherente en su discurso y en su vida práctica, lo mismo espera de los creyentes en Cristo Jesús teniendo en consideración “la misericordia de Dios”. La conducta de todo cristiano debe expresar su fe en acción. Toda creencia es estéril si no se traduce en una nueva calidad de vida.  Anima el Apóstol a los cristianos, después de mencionar sus deberes,  con las palabras (v. 21), “No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal”.

El pastor Miguel Martínez, en su estudio sobre EVANGELIZACIÓN, (ver Teología Metodista Chilena, 1991, PTM) hizo la siguiente apelación a los metodistas chilenos: “Consagrarnos al Señor es más que cuidar la piedad y la moralidad, es más que asistir a los cultos y es más que creer la doctrina. Entregar nuestra vida a Dios significa comprometernos con nuestros prójimos y servirles como Jesús lo hizo, para que el Reino de Dios y su justicia se manifieste… Una vida de servicio en amor será el mejor testimonio de que estamos en la senda de la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios”.

LA IGLESIA CON BASE EN LOS HOGARES: COMUNIDADES DE FE ENTUSIASTA Y CONTAGIOSA

El Apóstol Pablo escribe esta carta a los cristianos de Filipo consciente de no estar muy lejos de la muerte porque está en prisión a la espera del juicio. Le dice a ellos “vuestra fidelidad y vuestra lealtad cristiana son ya un sacrificio a Dios; y si tengo que enfrentarme con la muerte por Cristo lo hago voluntariamente y gozoso”. Para Pablo morir por Cristo era un privilegio y de suceder aquello viviría su más profunda alegría; por eso los invita de antemano a no lamentarse, sino a regocijarse. Para él, el sacrificio no es motivo de pesar sino de alegría. Otro motivo de esta carta es agradecer a los filipenses haberle enviado a Epafrodito como portador de un regalo y también para permanecer a su lado en Roma y atenderlo en sus necesidades. Epafrodito supo acompañar al Apóstol en la línea de fuego al punto de caer gravemente enfermo. Una vez recuperado, Pablo lo envía de regreso a Filipo solicitando a la hermandad recibirlo con toda solicitud y consideración. Pablo utiliza la expresión griega “parabolani” que significa “los jugadores” al describir la ayuda que Epafrodito le prestara en Roma. Estas personas tenían la tarea o propósito visitar a los prisioneros y enfermos, particularmente a los postrados por enfermedades peligrosas e infecciosas.

El cristiano debe poseer una valentía casi temeraria para jugarse la vida en el servicio al prójimo en el nombre de Cristo. Nuestro contexto de  tanta incertidumbre, desconfianza y temor desafía a las comunidades cristianas locales a transformar la prueba en oportunidad. El poder de la fe en Cristo se fortalece en tiempos de adversidad si la Iglesia es revestida por el Espíritu Amoroso del Padre Amante.

CONCLUSIONES  

  • Este estudio invita a los metodistas a buscar constantemente pensar y actuar EN EL FAVOR DEL SEÑOR como expresión de la fe y la paz que gozan en su comunión íntima con Dios.
  • En el favor del Señor, cada metodista debe poner en práctica diariamente el cuidado tierno y humilde de los unos por los otros. Imitando el quehacer de Cristo, este servicio se hace en sometimiento y desprendimiento en la confianza de que el Reino de Dios está viniendo. Esta unidad en Cristo reúne la diversidad humana en el misterio de una vida nueva que va más allá de lo que conocemos ahora.
  • Los metodistas tenemos la oportunidad, junto a los demás creyentes, de encontrarnos con el Señor cada momento que unimos esfuerzos en favor de los necesitados de todo tipo.
  • Los metodistas, como parte de la parroquia sin fronteras, tenemos la oportunidad de unir esfuerzos con los no creyentes en favor de las víctimas en salud y sociales que nos rodean.
  • Cada familia metodista, cada iglesia local, cada institución y organismo metodista cuenta con recursos materiales, culturales y espirituales que pueden ser utilizados en favor de las necesidades que superan los recursos estatales o públicos.

PREGUNTAS MOTIVADORAS

  1. ¿Estamos nutriendo nuestra fe en estos días con los medios de gracia a nuestro alcance?
  2. ¿Estamos ejercitándonos cada día en la expresión de nuestra ternura y afecto para enfrentar la hostilidad y violencia en las relaciones interpersonales en nuestro hogar y vecindad?
  3. ¿Sentimos cada día al Señor caminando a nuestro lado al enfrentar cada prójimo o situación que necesita de nuestra atención?
  4. ¿Nos esforzamos por aplicar nuestra fe reconciliadora en aquellas conversaciones que comentan, analizan o discuten las circunstancias que nos ocupan en estos días?
  5. ¿De qué manera puede nuestra iglesia local acompañar y socorrer a personas afectadas de tantas maneras en esta pandemia?

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