Editorial
DADLES VOSOTROS DE COMER.
Lucas 9: 10-17.
Obispo Jorge Merino Riffo.
Lucas, el médico de origen Sirio-Griego, nos presenta en su evangelio una profunda sensibilidad por la vida, el respeto y valor de ésta. La comunidad Lucana es mayoritariamente compuestas por gentiles, de ahí que se afirma que es el Evangelio de los gentiles, presentando el ministerio de Jesús para todos y todas, dejando de ser sólo y exclusivo para el pueblo de Israel. Este evangelio evidencia de manera muy clara su compromiso con los pobres y excluidos, -Enfermos, pobres, mujeres, extranjeros, etc.- de la sociedad de su época.
Los niveles de pobreza en los tiempos de Jesús eran altísimos, bordeando dos tercios de la población; los pobres, además de “ser pobres por ser pecadores” (bajo el peso de la ley), lo conformaban, mujeres, enfermos, esclavos, extranjeros, etc. Cerca de un tercio de la población eran esclavos, sin ningún tipo de derecho, víctimas de abusos y atropellos, viviendo en condiciones de miseria extrema. Estas personas eran definitivamente marginadas por la sociedad Judía, eran objeto de desprecio y condena.
Toda la actividad de Jesús, sus palabras y sus acciones, tienen como eje central la instauración del Reino de Dios en la tierra. Pero esta no se queda en el solo anuncio de una realidad espiritual, sino que tiene que verse y visibilizarse en cuestiones concretas.
El “gran milagro” de Lucas 9, no es solamente la misteriosa multiplicación del pan y los peces que Jesús realizó. Sino, de cómo se da un primer milagro que se genera en esa gran multitud: el desprendimiento y el compartir. La apertura generosa y solidaria “de lo poco”, ilumina con una luz incandescente la esperanza de una nueva humanidad, de un nuevo orden, que emerge en corazones solidarios.
“Dadles vosotros de comer”, es el llamado, desafío y provocación del Evangelio en este nuevo escenario que estamos enfrentando. Donde antes de esta pandemia: Un tercio de la población vivía en la pobreza extrema; dos tercios viven con menos de 1 dólar diario ($780); 25.000 seres humanos mueren diariamente de hambre en el mundo, 9.000 de ellos son niños. En este contexto, al igual que Juan Wesley, podemos decir que este sistema es diabólico. Pero la respuesta de los cristianos, también en palabras de él, era atender las necesidades de otros cuando estas golpean la puerta.
Por donde busquemos, en los Evangelios encontramos que los pobres y los marginados son objeto de dedicación especial de Jesús de Nazaret. La hermenéutica de la realidad que estamos invitados a vivir desde el Evangelio y desde nuestro contexto, comenzando desde el estallido social y la pandemia, nos debe dar pautas del modelo de iglesia para estos días y la iglesia que desea Jesús. En este contexto mundial, se necesita una mano solidaria en las ollas comunes, canastas de alimentos, asistencia a personas de tercera edad, y enfermos, etc. Estas manos, deben brotar como el desierto florido adornando este mundo carente de esperanzas y posibilidades.
Es posible hoy día vivir la multiplicación del pan y los peces, y mostrar al mundo una nueva forma de vida, donde incluso haya canastas que sobren para evidenciar el Reino de Dios y su justicia en medio del dolor.
Que Dios nos ilumine y nos impulse en la búsqueda de un mundo mejor para todos y todas y nos de manos generosas para compartir el pan y los peces que tenemos con quienes lo necesitan.
DESCARGAR: Boletín Vida y Misión Septiembre – Octubre