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Concilio de Iglesias Protestantes e Históricas de Chile: Carta Pastoral “Por nada estéis afanosos”

Concilio de Iglesias Protestantes e Históricas de Chile

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.  Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Fil.4:6-7

Hermanas y hermanos en Cristo, un fraternal saludo en la comunión de la común fe. En los días que vivimos se requiere con especial atención ser diligente en priorizar actitudes y actividades. Es evidente que las decisiones e instrucciones de la autoridad sanitaria deben ser respetadas, y más aún se requiere una clara actitud de colaboración. También nuestras opiniones deben ser originadas en la intención de colaborar, orientar y mejorar lo que se hace.

Es necesario colaborar en mantener la calma, evitar acciones imprudentes, generadas por el miedo, como el acumular más recursos de los necesarios poniendo en peligro la cadena de abastecimiento, y que otros con los mismos derechos tengan acceso a lo que requieren. Celebramos la prontitud con que la mayor parte de las iglesias y comunidades buscaron maneras de reemplazar las actividades comunitarias presenciales por otras usando los medios tecnológicos disponibles.

A mismo tiempo debemos señalar que hemos recibido comunicación de organizaciones evangélicas aclarando noticias divulgadas en medios de comunicación y expresando su molestia por lo que consideran información inadecuada y equívoca. Informaciones que después, en el mejor de los casos resultan desmentidas, generando confusión, molestia y un sentimiento de discriminación entre la feligresía de muchas iglesias, sobre todo cuando no hay la misma divulgación de otras actividades grupales realizadas en las mismas fechas.

Desafortunadamente las aclaraciones de esas organizaciones evangélicas no reciben el menor espacio en los mismos medios. Acogemos fraternalmente las quejas de estos hermanos y hermanas aunque no integran este Concilio, y nos sumamos a su solicitud a los medios de comunicación pública de verificar con acuciosidad las informaciones que divulgan referidas a las actividades de las iglesia evangélicas. Es evidente aún, después de tantos años el desconocimiento y desinformación de los medios en relación con lo que son las iglesias evangélicas y protestantes, su historia, presencia en Chile, su diversidad y pluralidad. Ya en comunicaciones anteriores les ofrecimos espacios de capacitación para los periodistas que se interesan en esta área de las comunicaciones para tener formación profesional en el ámbito religioso, ofrecimiento que reiteramos.

En cuanto a las necesidades del momento, solicitamos apoyar en lo posible a las familias con niños con los recursos que resulten necesarios, y que estén al alcance de nuestras comunidades. Es necesario además, que todas las iglesias adviertan lo difícil que son ya, y serán aún más para una gran parte de nuestro pueblo, los tiempos que vienen especialmente por la cesantía que nos afecta, y lo que implica para trabajadores informales la cuarentena, ganar el sustento del día. No basta como cristianos orar el Padre Nuestro y pedir el pan de cada día; son necesarias acciones que hagan realidad la oración en la confianza que, como en Marcos 6:4,1 los cinco panes y dos peces generosamente puestos a disposición de la multitud, pueden multiplicarse por la generosidad de quienes tienen y quieran compartir parte de lo que el Señor les ha dado.

Pedimos en el amor de Cristo especialmente a los empresarios cristianos independientemente del tamaño de sus empresas, buscar medidas alternativas al simple despido, a dialogar con los trabajadores y trabajadoras en busca del mejor entendimiento posible, y la búsqueda conjunta de soluciones y elaboración de acuerdos mutuamente aceptables. La crisis debemos afrontarla juntos y no enfrentados. En ese sentido nos reconfortan los gestos solidarios que ya se han visto. Ya hemos recibido solicitudes de oración de pastores porque en sus comunidades muchos han perdido sus trabajos. Sabemos lo que eso implica para familias completas, y también para quienes están solos y recibían ayuda de familiares que ya no podrán hacerlo.

El advertir la compleja realidad que viene debe despertar nuestra iniciativa y sentimientos solidarios. La caridad bien entendida, no la limosna común menos si es ostentosa, es característica propia del ser cristiano y de cualquier comunidad cristiana. Por lo tanto deben nuestras comunidades prepararse para enjugar las lágrimas de muchos de nuestros propios hermanos y hermanas, y de quienes nos rodean.

La diaconía deberá ser promovida intensamente; es preciso pensar en medidas de ayuda concreta, en el mejor uso posible para nuestros templos e infraestructura, manteniendo la vida devocional personal y comunitaria con el uso creativo de los dones de la tecnología mientras se mantengan las restricciones para las actividades presenciales. Desde ya invitamos a poner esos recursos de templos, infraestructura de las instituciones y obras sociales de las iglesias a disposición de la autoridad sanitaria, o de desarrollo social, y pensar posibles usos.

Encarecemos usar el tiempo libre que tengan aquellos forzados a permanecer en sus casas en la oración, la meditación, el compartir la vida de familia en consideración mutua, y la búsqueda e implementación de formas de expresión concreta, ahora y en el tiempo por venir del amor de Cristo que vive en nosotros por el Espíritu Santo. Encarecemos a las autoridades reforzar la búsqueda y el diseño de soluciones, y reparar en aquellos que resultan más afectados buscando los equilibrios necesarios para evitar males mayores. A los integrantes del parlamento encarecemos actuar con prontitud y dedicación en atender las medidas que se centran en responder a las necesidades concretas y urgentes del pueblo.

Para nosotros cristianos y cristianas, Cristo es nuestra roca, el nos enseña a amar al prójimo como a nosotros mismos; bajo esa mirada queremos contribuir a superar la situación presente y sus consecuencias en la medida de nuestras fuerzas y recursos.

Filipenses 4:6-7 (RVA-2015) 6 Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús.

Rvdo. Dr. Jorge Cárdenas Brito – Presidente

 

 

 

El Concilio de Iglesias Protestantes e Históricas de Chile es una organización que está conformada por denominaciones con más de 1000 comunidades distribuidas en todo el territorio nacional, y vinculadas internacionalmente a organismos protestantes, evangélicos y ortodoxos como la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, la Federación Mundial Luterana, y el Consejo Mundial de Iglesias. Actualmente el concilio esta conformado por la Iglesia Anglicana de Chile, la Iglesia Presbiteriana de Chile, la Iglesia Luterana en Chile, la Iglesia Metodista de Chile, la Unión de Iglesias Evangélicas Bautistas de Chile, Iglesia Evangélica Luterana en Chile, la Iglesia Evangélica Presbiteriana en Chile. Integran el Concilio como asesoría teológica la Comunidad Teológica Evangélica de Chile, el Seminario Bautista, y el Seminario Metodista. Su trabajo se remonta desde mediados del siglo pasado, y es una organización que tiene el firme propósito de incidir en la política del país y trabajar desde una visión protestante en temas de Derechos Humanos, protección a los perseguidos, igualdad de género, todo desde una profunda reflexión evangélica y pacífica. Como parte de su compromiso social, todas las iglesias tienen un trabajo histórico y sistemático a través colegios y escuelas, hogares de menores, hogares de ancianos, consultorios, y seminarios.

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